miércoles, 10 de octubre de 2012

La fuerza del amor

Era por la tarde, a lo lejos se veían nubes muy grises y se estaba levantando viento que traía el olor a tierra mojada.
Cerré la ventana y me puse a leer mi libro de poesía.
Estaba tan abstraida leyendo, cuando me sobrecogió el estruendo de un trueno. El viento tan fuerte, abrio de golpe la ventana, entrando la lluvia con fuerza.
Cerré la ventana y pude ver como el día se había hecho noche y en medio de la oscuridad los rayos iluminaban el cielo.


Me empecé a poner nerviosa, se me puso un nudo en la garganta, porque mi padre se estaba retrasando y hacía un tiempo infernal para conducir.
Le llamé al móvil pero no hubo respuesta, le llamé al trabajo y ya había salido.
Cuando de repente oí ruidos en la puerta , ¿será él?.
La sombra traspasó el umbral de la puerta y un rayo iluminó la habitación y pude ver que era mi padre.
Corrí a abrazarlo y todos mis miedos se disiparon al estar junto a él y ver que estaba bien.
Venía empapado de agua y aterido de frío.
Le pregunté como era eso, si llevaste el coche? y me dijo, el coche se me averió cerca de casa y he tenido que venir andando.
Mi padre subió a cambiarse, mientras yo le preparaba un colacao bien caliente, para que entrara en calor.
Cuando llegué al salón, nos sentamos y yo me apoyé sobre su pecho, como me gustaba hacer.
Esa noche hablamos de muchas cosas; de amor, de vida, de mis metas, ... De cosas que nunca antes habíamos tenido oportunidad de hablar y compartir.
Había tanta paz en la casa, mientras en el exterior, todo era caos por el temporal.
Eran momentos mágicos porque los dos queríamos hablar a la vez, teníamos tantas cosas que decirnos y contarnos.
Había tanta dulzura y cariño en cada frase que me decía, mi padre.
La noche iba pasando a ser madrugada bien entrada, sin darnos cuenta del tiempo; hablando, riendo, haciendonos bromas.
Hasta que mi padre me abrazó muy fuerte y mientras me decía dulcemente, mi princesa, siempre estaré a tu lado de una manera u otra.
Me dió un beso y yo me sumí en un dulce y profundo sueño en el que iban pasando momentos inolvidables y muy felices vividos junto a mi padre .
Cuando desperté había amanecido. Busqué y llamé a mi padre, pero no estaba. Supuse que habría ido a ver el coche.
Subí a mi habitación y cuando iba a guardar mi libro de poesía, cayó una nota al suelo, como hacen las hojas de los árboles en otoño.
En ella me decía:
"Mi niña, la noche que hemos pasado, ha sido única e irrepetible, era una despedida, un intento por recuperar recuerdos, frases que no dijimos, de momentos de futuro en que ya no estaré. Intento de recuperar un tiempo que se me escapaba y ya no podía hacer nada. Sólamente abrazarte muy fuerte y darte un beso de buenas noches como siempre hacía".
La nota según la leía, iba desapareciendo y convirtiendose en gotas de agua como si fueran lágrimas.
Me derrumbé al leer eso.
En ese momento agarré el móvil y llamé a mi padre.
Respondió una voz que no era la suya.
Dije ¿papá? y la voz se identificó diciendo que era policía y que esa noche mi padre había sufrido un accidente que le había costado la vida, al salirse de la carretera y volcar.
Yo le dije entre balbuceos, si mi padre ha estado toda la noche conmigo.
Ojala la fuerza del amor pudiera hacer reales estos momentos para podernos despedir de la gente que nos importa. Ojala existiera el flashback, para volver al pasado y cambiar muchas cosas.
Como no existe ojala dijeramos e hicieramos las cosas en el momento y no esperaramos al mañana, porque quizas el mañana ya no exista.

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