miércoles, 16 de noviembre de 2016

Gladiadora

   
  Emerge de la profundidad de la tierra una figura. Mira a su alrededor, es un lugar diferente a los anteriores y lleno de gente vociferando. Está en el centro de la arena. Hace calor y siente como su musculatura se tensa, está en guardia, ante lo que puede acontecer. Blande su  espada, como si fuera una parte mas de su cuerpo. Son muchos años luchando en la arena y hoy está en Roma, en el coliseo. Lugar de lucha y sangre. 
Suda y le cuesta respirar a través del casco que le protege. Decide quitárselo, a riesgo de volverse más vulnerable en la lucha. Deja suelto su cabello azabache a la suave brisa, que sopla en ese momento. 
El público aplaude y grita al verse sorprendido ante una gladiadora. En ese momento se abre la puerta de la vida aparece otra persona, ¿quien será su oponente?. 
Por su cabeza recorren mil pensamientos... Agarra fuerte la espada y el escudo. 
Su contrincante camina lento, pero seguro levantando los brazos, animando a que la gente participe de esta lucha. El público ruge... y llega a la altura de Flavia. 
La observa, manteniendo una distancia de seguridad y va girando alrededor de ella. Flavia la sigue fijamente, atenta a cualquier movimiento que haga. Se están tanteando, pero ella decide tomar la iniciativa. Ataca con fuerza y su espada es repelida por el escudo oponente. Vuelve a arremeter pero su contrincante se mueve rápido también y esquiva los golpes. El público grita jubiloso ante el espectáculo y el césar aplaude y comenta con sus invitados la lucha.
La oponente de Flavia decide contraatacar y hacer que retroceda. Lo está consiguiendo... se están acercando peligrosamente a la pared de las gradas. Está dejando que se confíe.
Su oponente lanza su espada contra el vientre descubierto de Flavia, pero en un movimiento rápido y estudiado esquiva el golpe, agarra la muñeca de su contrincante y lleva su brazo contra su rodilla y de un golpe fuerte hace que suelte la espada, le hace una llave que la deja bloqueada y a su merced. . Hace que caiga contra el suelo y quede inmóvil ante ella. Su oponente intenta zafar, pero no puede. Flavia mira hacia la grada, sólo ve rostros enfervorizados gritando. El césar tiene la última palabra en esta liza, vida o muerte y esperan su decisión. Se levanta despacio y con paso firme anuncia con su mano que la suerte está echada, muerte es su decisión.
Flavia mira a su oponente de lucha y por su cabeza pasan mil pensamientos, por un lado ha sido entrenada para ello y acatar su decisión, pero por otro lado está cansada de tanta lucha y sangre. Si decide obedecer, le espera la gloria de Roma, el reconocimiento de un imperio. Pero si decide contrariarlo, las consecuencias pueden ser terribles. Quizás a sí consiga algo de remisión por todo lo acaecido en su vida... 



                                                        

                                                  

2 comentarios:

  1. Si contradice al Cesar, será su muerte, si acata la decisión de esta el aplauso de los enardecidos ciudadanos que visitaban el Coliseo. ¿Merecerá la pena continuar con aquella vida?
    Alia yacta est. Me acabas de trasladar en un sueño a Roma envuelto en el Publio de la novela que estoy escribiendo. Aplaudo tu historia enviándote mi cariño.

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    1. Gracias de verdad, por todos los ánimos que me da para seguir escribiendo.
      Estaré impaciente por su obra Será un placer leer y disfrutar de su libro, estoy segura de que será una obra maestra, como todo lo que usted escribe.
      Un fuerte abrazo y gracias de corazón de nuevo por todo

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