Me
acuerdo todavía de la noche en que quedamos para celebrar en la intimidad, que
nos íbamos a casar, en un restaurant muy
coqueto, donde nos conocimos. Que ilusión y que felicidad me hacía estar allí
de nuevo.
El
tiempo iba pasando lento y tú no aparecías, lo único que oía era un sin fin de
sirenas sonando en el exterior.
Te
esperaba y esperaba, pero nada ni una llamada, ningún mensaje, sólo silencio.
Te
llamé pero lo tenías apagado o fuera de cobertura, me exasperaba lo que estaba
ocurriendo.
Cerraron
el restaurant y yo hecha polvo caminaba
pensando que habría pasado. Me acerqué a tu casa y nadie respondió.
Por la
cabeza se me pasaron mil cosas; por qué me habías hecho esto, ahora que íbamos
a casarnos y desapareces sin dejar rastro.
Los
días iban pasando y nadie sabía nada de ti, ninguna noticia tuya, te habías
evaporado.
Estaba
destrozada, nada podía hacerme salir de la tristeza y desesperación.
Afortunadamente
apareció un antiguo y buen amigo que poco a poco iba consiguiendo mi recuperación,
aunque seguía pensando en ti y echándote de menos. Pero la vida debía
continuar.
Un día
Fran me invitó a la inauguración de un nuevo restaurant, que era de un amigo
suyo y cuando llegamos, cual fue mi sorpresa, al encontrar a la persona que mas
amaba junto a otra chica. Quise morir, quise abofetearle, pero no fui capaz de
hacer nada, solamente conseguí balbucear a Fran, por favor sácame de aquí y
llévame a casa.
Cuando
estábamos a la puerta del restaurant esperando un taxi. Salió él y tras de él
la chica.
Oh!,
que estaban viendo mis ojos, como podía ser eso. Estaba en silla de ruedas y la
chica le ayudaba a moverla.
Corrí
hacia él y le pregunté ¿que te ha pasado?, ¿qué pasó la noche que quedamos?.
El me
agarró las manos y me dijo; esa noche iba embelesado de felicidad por casarnos,
que al pasar por un paso de cebra no me percaté de que venía un coche a gran
velocidad y me atropelló justo antes de cruzar, para llegar a nuestro
encuentro.
Ahora
recuerdo ese sin parar de sirenas de esa noche.
¿Por
qué no me dijiste nada, por qué preferiste que te odiara a que estuviera a tu
lado cuidándote?
Porque
no quería que cargaras toda tu vida con un tullido y pudieras rehacer tu vida
junto a alguien independiente y te diera todo lo que conmigo tendrías que
renunciar.
Estás
loco, te sigo queriendo y quiero estar a tu lado siempre, andes o no, quiero
darte todo el amor, y no siento lástima por ti, si no orgullo por cómo eres y
voy a estar a tu lado siempre, porque me caso con la persona y no con el
cuerpo.
Nos
abrazamos muy fuerte, mientras caían las lágrimas por nuestras caras, ante
tanta emoción acumulada. Nos besamos apasionadamente jurándonos amor eterno.
No hay comentarios:
Publicar un comentario